En varios puntos del texto
constitucional de Ecuador se habla sobre la atención hacia las enfermedades
catastróficas y otras que puedan provocar grave daño a la salud de una población.
Del mismo modo, algunos
asambleístas han propuesto cuerpos legales para atender las enfermedades raras,
y en algunos foros técnicos y políticos se habla sobre las enfermedades huérfanas
(o desatendidas).
Estos conceptos, aunque
parecidos, pueden muchas veces llevar a confusión y por consecuencia a
interpretaciones erróneas sobre la exigibilidad del derecho a la salud. En este
texto intentaremos explicar estos términos y su relación con el derecho a la
salud.
Enfermedades catastróficas
La característica mas
relevante de las enfermedades o condiciones catastróficas es que son aquellas
que pueden ocasionar la quiebra financiera de la persona afectada o de su
familia.
En Ecuador, el Ministerio de Salud Pública ha definido a las enfermedades o condiciones catastróficas como: “aquellas que implican un alto riesgo para la vida de la persona, encontrándose relacionado al padecimiento de una enfermedad crónica y por lo tanto su atención no es
emergente, habiendo posibilidad de tener un tratamiento programado o cuyo valor
promedio mensual sea mayor a una canasta familiar vital”.
Como se puede ver, esta
definición esta vinculada al costo del tratamiento mensual, sin embargo es
evidente que muchas condiciones de salud podrían entrar en la categoría de enfermedad catastrófica. Es por eso que, para fines prácticos y de uso del presupuesto, el Ministerio de Salud Pública también ha
elaborado una lista de condiciones que van a ser consideradas como catastróficas y para las cuales el Estado va a garantizar
financiamiento para su atención. En estas condiciones entran las malformaciones
cardiacas congénitas, la insuficiencia renal, el cáncer, los transplantes, ...
El tema resulta muy
conflictivo en términos de garantía de derechos ya que siempre habrá una
necesidad individual o colectiva de añadir nuevas condiciones en la lista de
enfermedades catastróficas, lo que siempre traerá consigo un importante
incremento de presupuesto, el cual no es infinito. El tema sigue siendo un debate abierto que habrá que
resolverlo al mismo tiempo que se discuten temas de financiamiento del sistema
de salud y los mecanismos para lograr el acceso universal.
Enfermedades raras
El término “enfermedad
rara” no debería necesitar mucha explicación: raro es raro, es decir, es algo
que se presenta con una frecuencia muy baja. Poner un límite a partir del cual
una enfermedad va a ser considerada como rara es difícil. En Ecuador se
considera que una enfermedad rara es aquella que se presenta en una frecuencia
inferior a 1 en 10000 habitantes. Según donde se ponga el límite la lista se hace
más corta o más larga; sin embargo, como en todo punto de corte, estos son
límites artificiales que sirven sobretodo para la gestión de recursos y que no
dicen nada sobre la garantía de derechos.
No toda enfermedad rara es
catastrófica, ni toda enfermedad catastrófica es rara. El problema de fondo con
las enfermedades raras es que, en la mayor parte de casos, son problemas para
los cuales no existe una solución y eso se debe a que la innovación en métodos
diagnósticos y terapéuticos ha sido muy pobre. Las razones para este poco
desarrollo en términos de innovación se debe, por un lado, a que para la
industria farmacéutica resulta poco atractivo invertir en un problema que luego
va a tener pocos consumidores; y por otro lado a que resulta muy difícil
desarrollar ensayos clínicos que produzcan un adecuado nivel de evidencia con un
número pequeño de pacientes.
Por esta razón muchas
personas que padecen enfermedades raras no tienen una buena expectativa de vida
autónoma, constituyendo esto una violación del derecho a la salud.
Enfermedades huérfanas (o desatendidas)
Cuando hablamos de
enfermedades huérfanas (o desatendidas), por lo general nos referimos a un
grupo de condiciones infecciosas que afectan particularmente a los países
tropicales (ubicados entre el trópico de cáncer y el trópico de capricornio) y
a poblaciones pobres.
La Organización Mundial dela Salud (OMS) ha elaborado una lista de las 17 enfermedades tropicales
huérfanas (o desatendidas), entre las que se encuentran la enfermedad de
chagas, el dengue, la leishmaniasis, la lepra, la oncocercosis, la rabia, las
geohelmintiasis, el pian, entre otras menos conocidas
Estas enfermedades se
caracterizan por presentarse en países de bajos y medianos ingresos, causar
poca mortalidad pero en cambio causan una importante morbilidad y no han sido
objeto de innovación en medicamentos o métodos diagnósticos que permitan su manejo
más adecuado. Por ejemplo, la enfermedad de chagas que afecta a una importante
población de los países latinoamericanos y causa una severa morbilidad
caracterizada por miocardiopatía y otros síndromes que llevan a largo plazo a
la muerte, aún sigue siendo tratada con benznidazol o nifurtimox, medicamentos
que fueron desarrollados en los años 60 del siglo XX y que, aunque son buenas opciones
para el tratamiento de casos agudos y crónicos, aún están lejos de ser los
fármacos ideales.
¿Cuál es la razón para
dicho “olvido”? Definitivamente tiene que ver con las reglas que impone el
mercado. Como se trata de enfermedades que afectan a poblaciones pobres que
difícilmente van a poder pagar los tratamientos, a la industria no le resulta
interesante invertir en investigación y desarrollo de nuevas moléculas o
métodos diagnósticos.
Este hecho escandaloso
desde hace tiempo ha llamado la atención en los foros de discusión sobre salud
global, sin embargo muy pocas acciones concretas se han llevado a cabo para
superar este problema. Un análisis anecdótico sobre esta situación se puede
encontrar en mi artículo “de como wikileaks contribuyó a proteger los intereses de la salud pública sobre los intereses del mercado”.
Los cuidados paliativos: otra forma de ver los cuidados de salud.
En medicina es importante
aceptar el hecho de que algunos problemas de salud no se pueden solucionar y
que la muerte es una parte normal del ciclo vital. Evidentemente hay muertes
evitables y de ninguna manera se puede aceptar que un niño muera por una
deshidratación o una neumonía; pero algunos tipos de cáncer o ciertas
enfermedades raras o catastróficas no tienen hasta el día de hoy herramientas
curativas o que, al menos, ayuden a mantener una cierta autonomía de vida. Es
en ese tipo de situaciones donde los cuidados paliativos, como rama de la
medicina y la salud pública, adquieren una importancia enorme. Simplemente se
trata de hacer que el camino hacia la muerte se haga de una forma digna y con
el menor sufrimiento posible. En otras palabras, se trata de tener “un buen
morir” que es otra forma de ver el “buen vivir”.
Lamentablemente la
práctica de los cuidados paliativos sigue siendo realizada por muy pocos
profesionales y las políticas de salud, incluso aquellas que se implementan en
centros de oncología, le dan muy poca importancia. Es una disciplina huérfana,
donde se invierten pocos recursos y en la que la disponibilidad de herramientas
tan esenciales como los medicamentos para el dolor físico sigue siendo una
tarea no cumplida.
Mirar al problema de las
enfermedades catastróficas, huérfanas y raras, y a los cuidados paliativos
desde la óptica de los derechos humanos, es algo que necesita hacerse con
urgencia para poder generar una conciencia colectiva sobre el rol de la
medicina y de los cuidados de salud en la sociedad.
Hola, solo consideran huerfanas a las enfermedadex infecciosas tropicales? El concepto de desatencion podria ampliarse a varias enfermedades raras y a otras catastróficas.
ResponderBorrarEn efecto, el concepto podria ampliarse. Es parte de las divisiones artificiales que los prgramas de OMS hacen con fines unicamente administrativs.
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