jueves, 16 de mayo de 2013

Una historia de vida reclama los derechos que le fueron negados



Desde hace más de 30 años un grupo de campesinos residentes en las comunidades que se encuentran en la cuenca de los ríos Santiago y Cayapas se organizaron para conformar una Asociación de Promotores de Salud, la cual tiene vida jurídica y está inscrita en los registros del Ministerio de Salud del Ecuador.

El área en la que se encuentran estas comunidades tiene las típicas características de la selva tropical, donde casi todas las actividades que se realizan giran alrededor del río y de los bosques. La población es predominantemente de orígen africano, aunque también conviven con comunidades indígenas chachi y con pueblos mestizos.

Habitantes de las comunidades transportándose en canoa.
La Asociación de Promotores de salud está compuesta por un grupo de 42 campesinos voluntarios que, aparte de brindar atención en la medida de sus capacidades, monitorean los problemas de salud que se presentan en las comunidades donde tienen su lugar de residencia, poniendo en práctica los principios y métodos de la Epidemiología Comunitaria.
Promotores de salud haciendo monitoreo y atención de problemas prevalentes

Portada del libro Epidemiología Comunitaria: las periferias toman la palabra
 En este monitoreo de problemas se ha dado prioridad al registro de muertes y casos graves, para identificar cuáles de estos eventos habrían podido evitarse y para buscar soluciones que impidan que situaciones similares vuelvan a repetirse. Al estar esta práctica directamente vinculada con el reconocimiento de posibles violaciones al derecho a la salud, los promotores, desde el año 2009, decidieron establecer un "laboratorio de vigilancia de Derechos Ciudadanos en las periferias"
Portada de publicación sobre el laboratorio de Derechos Ciudadanos en las periferias
Entre las actividades de este laboratorio está la recopilación y análisis de historias de vida (de muertes y casos graves). Una de estas historias es la que se presenta a continuación.
 
Historia de David, de 7 meses de edad

El niño David y su madre viven en una comunidad llamada Bellavista que se encuentra en el área de salud Borbón, en el norte de la provincia de Esmeraldas. En esta zona hay más de 120 pequeñas comunidades que se encuentran en las orillas de los ríos Santiago, Cayapas y Onzole o al borde de los pequeños caminos y carreteras que existen. La población es predominantemente de origen afroecuatoriano, aunque hay varias comunidades indígenas chachi, mestizos y una pequeña comunidad indígena epera. El transporte entre comunidades se hace en la mayor parte de casos en canoa y los tiempos de viaje son largos y costosos.

La mamá de David tiene 23 años y este fue su primer embarazo. Durante los primeros meses de embarazo ella vivía en otro lugar de la provincia y casi al finalizar la gestación se vino a vivir en Bellavista. Después de un mes de vivir allí, un día le agarran los dolores de parto por la mañanita y decide viajar al hospital de Borbón donde llega a las 11 am. Allí la atienden y le dicen que ya es hora de parto. La señora reventó el agua fuente y los médicos le dijeron que era un parto normal. No hay registros de las evaluaciones que durante este período hicieron los profesionales.

Como a la una de la tarde todavía la chica no podía dar a luz, estaba agitada y pedía que la transfirieran a otra parte. Entonces, en vista de que el parto no progresaba la mandaron a Esmeraldas para que le hicieran una cesárea pero cuando llegó a Esmeraldas le dijeron que no hacía falta porque iba a dar a luz normalmente. Le pusieron un suero con medicamentos y esperaron.

A las 6 pm, finalmente los médicos deciden hacerle una cesárea porque el niño no se movía. Sacaron al niño morado, totalmente flácido, se había hecho la deposición (el liquido amniótico era meconial). Le hicieron maniobras de resucitación y como estaba bastante grave lo transfirieron a un hospital en Guayaquil, donde permaneció en cuidados intermedios durante un mes.

A la edad de 3 meses la mamá, que no había sido informada sobre el pronóstico del niño, notó que éste empezó con convulsiones, movimientos anormales y que tenía los ojos semicerrados. Llora bastante y no levanta la cabeza y no se mueve.

Existe una situación de violencia familiar, el padre ha abandonado el hogar, después de haberse puesto agresivo con el niño. La madre está sola con un niño que tiene parálisis cerebral grave y ceguera.

Esta historia, dramática como todas las historias de muertes y casos graves, tiene la riqueza de permitirnos identificar una serie de problemas vinculados al trato y a la atención de un embarazo en condiciones de riesgo. Como casi todas las historias, ésta se ha ido construyendo poco a poco, buscando elementos de lo poco que suele ser registrado en las historias clínicas y otros instrumentos formales de evaluación, averiguando lo que dice la mamá del niño y otras personas que lo conocen. En ese sentido también es incompleta, pero eso refleja la realidad de cómo se obtienen manejan y registran los datos y de cómo la ausencia de estos constituye también una violación del derecho a la salud.

Si se hace una lista de los diferentes tipos de violaciones del derecho a la salud aquí se podrían identificar las siguientes:

  • el derecho a la vida
  • el derecho a recibir una atención de calidad, que comprende la forma como se evalua la situación de una persona en labor de parto o con cualquier problema de salud
  • el derecho a recibir una atención oportuna
  • el derecho a tener una historia clínica completa, escrita con letra clara y rigurosidad
  • el derecho a ser informado sobre las condiciones de salud y el pronóstico
  • y otros más...
Estos derechos están reconocidos en la Constitución ecuatoriana, específicamente en el artículo 32, sin embargo los profesionales de la salud no tomamos conciencia de éste vínculo y pensamos que la garantía del derecho a la salud está muy lejos de nuestras responsabilidades y competencias. Pensamos que esas son cosas que le competen al Estado y sus autoridades. 

El poder recoger y analizar este tipo de información es una práctica de salud comunitaria que acerca el tema del reconocimiento, garantía y goce de derechos a quienes hacemos el día a día de la práctica y atención clínica. Es además la manera más fiel de dar la palabra a este niño al que le fue completamente negada la posibilidad de llevar una vida autónoma, y a su jóven madre que tendrá que sobrellevar una pesada carga por muchos años. La historia nos dice claramente que gran parte del daño que ahora vemos se pudo haber evitado si, durante la atención de la labor de parto, se cumplían ciertos procedimientos mínimos de calidad. 

Reconstruyendo esta, y otras historias, este niño deja de ser una cifra estadística más y se nos presenta con su nombre y con su rostro para decirnos que casos como éste no pueden volver a ocurrir si se quiere realmente garantizar el derecho a la salud. Es un mensaje para las autoridades, pero sobre todo para el personal de salud que cada día atiende pacientes en todos los centros de salud y hospitales del país.


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